¡Te atrapamos! Y ahora que lo hicimos, no te vamos a dejar ir sin antes hacerte recapacitar. No negamos que la fe puede ser muy poderosa, pero para fines prácticos creemos más en el poder de un buen plan financiero personal para hacer que las cosas pasen. Así que en este artículo, vamos a contarte cómo puedes recuperar la esperanza en tus finanzas personales de una forma más realista, sin dejar de lado tus creencias.
Valida tus emociones: pon nombre a tus preocupaciones
Lo sabemos, cuando parece que el dinero no alcanza para cubrir los gastos y, peor aún, para cubrir otras obligaciones como las deudas, llega la angustia y el estrés financiero. Queremos decirte que no estás en soledad y que existen formas de salir de una situación económica desfavorable.
Pero primero, date unos minutos para validar todas esas emociones negativas que estás sintiendo. ¡No te reprimas! Habla en voz alta contigo mismo, pon un nombre a cada emoción e identifica las causas de tus preocupaciones. ¿Son las deudas? ¿Es la falta de ahorros? Ahora sí, arreglemos esto.
Cinco soluciones prácticas que puedes combinar con tu oración favorita
No queremos que dejes de lado tu fe, y todas las oraciones que estés rezando para atraer dinero y salir de deudas, pero sí queremos que la combines con acciones concretas que te ayuden a sanar esas finanzas que ahora mismo te están quitando el sueño. Por eso, a continuación, te dejamos algunas soluciones que puedes poner en práctica:
1. Encuentra las fugas de dinero: ¿por dónde se te va el sueldo?
Como dicen nuestros padres: la plata se va como el agua. ¿Por dónde tienes el grifo abierto que hace que tu sueldo se escape a chorros y tengas que recurrir a oraciones para la abundancia?
- Consulta tus movimientos bancarios: hazlo descargando el estado de cuenta de tus cuentas bancarias. A continuación, vas a hacer una lista de todos los gastos bien categorizados.
- Categoriza gastos: incluye aquellos que son recurrentes como los servicios básicos (luz, agua, teléfono, internet), alimentación, salud, vivienda, transporte, entretenimiento (suscripciones a servicios digitales como las plataformas de cine y música), esparcimiento (salidas a comer o paseos), gastos hormiga (golosinas y antojos), shopping (sí, esa camiseta que te compraste el otro día también cuenta).
- Identifica las fugas de dinero: vamos a ver, no nos vas a decir que el sueldo se te va en vivir bajo techo y que no hay remedio. Mejor fíjate cuánto gastas en paseos, comidas fuera, helados después del almuerzo, las plataformas de cine que no usas (o que sí pero que tampoco tienes que tener todas). Seguro vas a encontrar algo ahí.
2. Reduce tus gastos: marca límites
Identificadas tus fugas de dinero, es hora de ponerles un límite. No te estamos sugiriendo que te conviertas en un ermitaño o ermitaña sin vida personal ni social, pero sí que empieces a hacer pequeños cambios.
- Decide qué gastos vas a eliminar por completo, por ejemplo, ese cafecito que te compras todas las mañanas.
- Decide qué gastos vas a reducir, por ejemplo, establece un límite para las comidas fuera o para el shopping, incluso podrías ahorrar un poco de dinero en servicios básicos si te lo propones.
No lo dudes ni por un segundo, ¡esta es una decisión informada! ¿Ves cómo vas sintiendo que hay solución?
3. Prioriza tus deudas: ¡no te hagas de la vista gorda!
Sí, llegamos al tema incómodo. Es probable que las deudas ya te estén causando insomnio… Pues ahora, es momento de darles prioridad, para trazar un plan de pago que te libere de ellas y te dé un respiro económico. ¡Veamos lo que puedes hacer!
- Clasifica tus deudas: tarjetas de crédito, créditos, crédito directo en tiendas y créditos informales (el que le pediste a tu vecino a intereses altísimos).
- Identifica las deudas más críticas: la atrasada, la informal, la que tiene el interés más alto o la que te está causando mayor estrés.
- Prioriza el pago de deudas críticas: enfoca más esfuerzos en la deuda más complicada, esa que cuando termines de pagar te dé alivio económico y mental.
Consejo del experto
Si las deudas con tu banco están absolutamente fuera de control, visita a tu asesor en agencia para encontrar juntos alguna opción de alivio financiero que haga tu deuda más manejable. ¡Y comprométete a pagar!
4. Planifica el ahorro: cada centavo cuenta
El ahorro es un salvavidas en momentos de estrechez financiera, así que sí, es algo en lo que debes pensar. Y dirás: “cómo voy a ahorrar si no me alcanza para nada”. Si te alcanzó para comprar cosas que no necesitabas, te aseguramos que sí te va a alcanzar para ahorrar. Te dejamos algunas ideas para empezar:
- Ahorra todos los montos que redujiste en gastos (los del punto 1).
- Ahorra el 5% de tus ingresos mensuales. Si ganas el sueldo básico en Ecuador, sería $23.00.
- Ahorra con el reto de las 52 semanas, que consiste en guardar el mismo monto que el número de semana en el que estés. Es decir, la primera semana, 1 dólar; la segunda, 2 dólares y así hasta que cumplas un año en la semana 52.
Consejo del experto
El reto de las 52 semanas es ideal para principiantes ya que el progreso es muy gradual y la presión es baja. Además, te permite crear hábito de ahorro y, más adelante, por supuesto que lo sentirás retador pero ya estarás preparado para lidiar con ello.
5. Monitorea tus finanzas: ¡mantén el control!
Tus finanzas no pueden seguir siendo un desorden. Así que a partir de ahora debes monitorear frecuentemente tus ingresos y gastos. Hacerlo te va a permitir:
- Identificar nuevos gastos recurrentes.
- Registrar nuevos ingresos o aumentos de sueldo.
- Recalcular cuánto puedes ahorrar.
- Reducir otros gastos de ser necesario.
- Registrar nuevas deudas o deudas liquidadas.
En resumen
Entendemos que buscar ayuda espiritual puede ser reconfortante para ti, pero luego es importante ponerse manos a la obra. Recuerda que reconocer los causantes de tu estrés financiero es el primer paso para trazar un plan de mejora. Luego, comienza a limpiar la casa: controla y disminuye gastos, prioriza el pago de tus deudas, empieza a ahorrar y aprende educación financiera. Los blogs de Kamina pueden ayudarte a mejorar tu economía. ¡Este es el camino para sanar tus finanzas!