Tener bienestar financiero significa que sabes gestionar tus finanzas de forma eficiente. Y esto te permite tener una vida financiera equilibrada, dándote seguridad y tranquilidad respecto a tu situación en el presente y el futuro. Eso suena genial, ¿no? Como que da una sensación de tranquilidad, de saber que tenemos el poder de manejar nuestras finanzas sin preocupaciones, así es como hay que vivir. Ahora, ¿cómo se llega a eso? A lo mejor, es algo que nos preguntamos todos los días y la respuesta parece imposible. Pero no lo es. En realidad, llegar al bienestar financiero, o más bien, a la tranquilidad implica un camino que se construye poco a poco a partir de los cambios que vamos teniendo en nuestro comportamiento, es decir, esos hábitos financieros saludables que nos ayudan a mejorar la relación con el dinero.
¿Por dónde empezar a tener hábitos financieros saludables?
Algo en lo que somos insistentes, casi que hasta el cansancio, es en la importancia del orden. Sin orden no entendemos en qué gastamos, no sabemos en qué se nos va el dinero, no tenemos claro cuáles son las deudas que tenemos. No sabemos nada. Calma, calma, tampoco es para que se nos vuelva una crisis pensar en todo eso. Pero sí hay que empezar a hacerlo.
Y lo primero que vas a hacer es entender la relación de tus ingresos respecto a tus gastos. Esto te va a ayudar a entender si te está superando tu capacidad de endeudamiento, o si es que esos intereses están altísimos por no pagar más del monto mínimo de tus deudas al mes.
Muchas personas no saben ni cuánto es lo que deben. Y eso es normal, justamente porque no se tiene el hábito de ordenar ingresos, gastos y deudas en un presupuesto. Así que, si aún no tienes el tuyo, es momento de que lo vayas creando.
El mejor ahorro es el que no tiene ni nombre ni apellido
¿Y a qué vamos con esto? En que necesitas tener un colchón para casos de emergencia. Si bien lo más recomendable es que establezcas metas para tu ahorro, es decir, tener claro en qué es que vas a usar el dinero que guardes; nunca, pero nunca va a sobrar un ahorro para emergencias. Esto es lo que te va a salvar la vida en caso de que tengas un accidente como tener un familiar con alguna enfermedad grave o que te quedes sin trabajo.
Ahora, entendemos que empezar a ahorrar así como así puede ser complicadísimo, claro, porque si no se tiene la costumbre, ¿cómo es posible pensar en guardar algo al mes, si apenas da justo con lo que tenemos? Pues bien, como ya sabes identificar las compras que no son una necesidad para poderlas eliminar, vas a empezar ahorrando ese dinero que te “sobra”. Así, sin darte cuenta, ya le abriste un espacio a tu ahorro. La idea es que a partir de ahí, cada mes aumentes la cantidad que guardas y le empieces crear metas a ese ahorro.
Cambia tu percepción de las deudas
Las deudas no son malas, es más, en muchos casos nos ayudan a pagar metas que no alcanzaríamos de otra manera. Lo que es importante es que las manejes con responsabilidad para no afectar negativamente tu historial crediticio. Este es, básicamente, tu hoja de vida ante las instituciones financieras y se constituye, en gran medida según lo responsable que seas con los pagos de tus deudas.
Entonces, ¿qué hábitos incorporar aquí?
- ¡Paga a tiempo! Eso de dejar pasar el pago de la fecha límite no es ningún chiste. En verdad no sabes el daño que te haces. ¿Que se te olvida? Pues pon alarmas. Intenta, incluso, pagar tus deudas antes de la fecha.
- Intenta abonar más del mínimo. Cuando haces esto, reduces los intereses que se te van generando y se te hace más fácil salir de la deuda sin pagar de más.
- Procura no meterte en deudas nuevas si no tienes cómo pagar las actuales. Pagar un crédito con otro no te conviene. A no ser de que se trate de una reestructura que pactes para unificar deudas, porque estas ofrecen llegar a nuevos acuerdos de pagos y con menor tasa de interés.
Si en este momento, las deudas se te convirtieron en un dolor de cabeza porque ya te sobrepasan, te recomendamos leer nuestro artículo sobre este tema.
Elimina lo que no aporte
Lo más inmediato que se nos viene a la mente en este caso y, como ya lo hemos mencionado arriba, es reducir gastos. Un ejercicio que te puede servir mucho en este caso es que, cada vez que vayas a hacer una compra, te preguntes: “¿lo quiero o lo necesito?”. Si el “lo necesito” no es algo que respondas de una, es una señal de que eso que vas a pagar no te aporta; o sea, que se puede eliminar.
Sin embargo, esto de eliminar implica algo más allá, y tiene que ver con abrir espacio en nuestro cerebro para recibir nueva información. En un artículo anterior, hablamos sobre los falsos mitos con los que crecemos alrededor del dinero, reemplazar estos mitos es un paso importante para incorporar hábitos positivos que te ayuden a administrar mejor tus finanzas. De esta manera, lo que haces es reemplazar esa información de tu cerebro que no te suma por aprendizajes de valor.
Gestionar tu dinero de manera efectiva no significa tener que trabajar indefinidamente para tener más ingresos. De hecho, la magia está en administrar lo que tienes de la mejor manera para tener tranquilidad. Así que, ya basta de pensar que no podemos cambiar, ¡porque sí se puede! Solo hay que empezar a cambiar paso a paso, nuestros hábitos. Así es como se va construyendo tu camino financiero.