La educación tiene mucho que ver con los malos hábitos financieros que desarrollamos. Y la prevención de los problemas que tengamos en el futuro depende también de la manera en que nos enseñan a administrar la plata. Hoy traemos cinco malas prácticas de educación financiera y la manera que podemos transformarlas para evitar su impacto negativo.
Pensar que por enseñar, ya se está aprendiendo
El hecho de enseñar no significa aprender. ¿Cómo así? Imagina que tienes un perro y quieres que aprenda un nuevo truco, el hecho de que se lo enseñes, es decir, que le muestres cómo se hace, no quiere decir que ya lo tenga interiorizado. Para que esto ocurra se necesita práctica, recompensas y paciencia hasta que “¡la patita!” se convierta en una instrucción clara cada vez que se la digas. Pues bien, pasa igual con las finanzas. El que alguien nos muestre el camino para ahorrar o eliminar gastos, no quiere decir que ya sea parte natural de nuestra mente el sentarnos a hacer un presupuesto.
Por eso, en Kamina estamos convencidos de que la educación financiera debe ir un paso más allá de generar contenidos sobre finanzas, construimos una plataforma en la que las personas pueden poner en práctica su conocimiento por medio de interacciones con Kami, nuestra guía financiera virtual. Cuando conocemos a las personas, por medio de un diagnóstico inicial, podemos crear un camino personalizado de aprendizaje. Nos interesa el acompañamiento, estar ahí, paso a paso en la transformación de hábitos.
Creer que aprender de finanzas es fácil
Normalmente, las personas rechazan los temas financieros por la complejidad que implican. El dar por hecho que aprender sobre finanzas es fácil, vuelve el proceso de enseñanza más complicado. La cuestión no es dar los conceptos por obvios, sino explicarlos de tal forma en que sean cercanos para todos. La clave en los procesos está en el lenguaje. Entonces, si bajamos esos temas que se relacionan con el manejo de la plata a la cotidianidad de las personas, se facilita la identificación, lo que se traduce luego en la incorporación de hábitos.
Quedarse en la teoría
Hay que poner en práctica los conceptos. Sin ella nunca, pero nunca, se transforman los hábitos. No tiene sentido que una persona tenga claro lo que es un presupuesto y cómo se crea uno si luego no se pone en la tarea mensual de seguir uno para administrar sus finanzas. Sabemos que el llevar un registro de los ingresos y gastos puede parecer tedioso, pero es fundamental para poder identificar esos gastos que se pueden reducir o esas acciones de maniobra que se pueden implementar para prevenir una crisis financiera. Precisamente, para facilitar las cosas, creamos la funcionalidad en nuestra app de Mi Dinero, en la que las personas pueden ir registrando sus ingresos, gastos y deudas. Con esto, no solo llevan un panorama de su dinero, sino que es información clave con la que podemos construir recomendaciones personalizadas según la situación de cada quien.
Pretender que la educación financiera es finita
Siempre hay algo por aprender, un hábito nuevo por incorporar, un error por enmendar. Todos los temas aumentan en su complejidad y nunca se van a dominar por completo. Esto requiere ir creciendo en el espiral de dominio, experimentar a punta de prueba y error. En Kamina entendemos la educación financiera como un camino, en el que se tienen que hacer ciertas paradas, giros de rumbo, adaptaciones a la ruta según vayan cambiando las situaciones personales. Si entendemos las finanzas como un ciclo y no como una línea recta en la que se va de un punto “A” a un punto “B”, podemos ir transformando comportamientos de manera natural, de forma que sí se generen cambios.
Dejar por fuera las emociones
Todos tenemos muchos miedos, conceptos e ideas frente al manejo de las finanzas, sobre todo por los traumas financieros con los que cargamos debido a errores del pasado. Por eso, se debe empezar conociendo cuales son esos sentimientos que tenemos frente a las finanzas y trabajar desde ahí. Por eso, el autodiagnóstico es fundamental para construir un camino de aprendizaje. En Kamina no satanizamos los miedos, es normal tenerlos en una sociedad en la que no se suele hablar de temas de plata. Pero no nos quedamos ahí, entendemos las emociones de las personas frente al manejo de la plata y creamos recomendaciones para mejorar. El estrés se reduce cuando hay más acceso a información relevante y cercana. Así es como se pueden tomar decisiones más acertadas.
En Kamina lo hacemos diferente. Los problemas que se generan por el estrés financiero se previenen desde la educación y nosotros nos encargamos de crear un nuevo paradigma, un ecosistema financiero que se basa en la educación para la transformación de hábitos positivos. A través de nuestra plataforma conocemos a las personas, entendemos cuáles son sus puntos de mejora y creamos un camino de aprendizaje en el que acompañamos a las personas de manera cercana, sin juzgar y siempre teniendo en cuenta su situación individual. ¡Así es como se logra una transformación social! ¿Estás listo para sumarte?